martes, 25 de diciembre de 2012

2012, el año de la resurrección


A decir de las interpretaciones de las profecías mayas, era prácticamente improbable que llegara a ver este día y que tuviera un momento de paz y tranquilidad en él, con un humante cigarro al lado que con dinamita y más de mil venenos se consume.

Fue dos mil doce, el año del renacimiento. Equivocados no estaban los antiguos, un ciclo acabó y empezó uno nuevo. Al final, todo salió como esperaba a excepción de que me perdí el fin del mundo en Chichen Itzá y con ello la oportunidad de ver meteoritos donde cinco guerreras y el novio de una de ellas intentaran desviar su desenfrenado viaje directo hacia la Tierra.

2011, año de la destrucción. Me dediqué por entero al caos y sus múltiples máscaras, al desgaste de la energía, a las confusiones del espacio-tiempo, a la caza de corazones puros, a empañar espejos de los sueños y dar por hecho que nunca un resplandor podría hacer brillar la Vía Láctea. Fue el año de Sailor Galaxia, legendaria guerrera de fortaleza aparente, empecinada en conseguir una sola Semilla Estelar de fugaz pero atractivo brillo. Fue el año en el que se forjó la guerrera cobarde.

Inició 2012 casi sin darme cuenta, casi sin querer, casi sin ganas. Era la máquina del conformismo absoluto y la corbata perfecta, la comodidad de la apariencia y la aparente comodidad. Pero allí estaba el inicio del cambio: cuatro paredes, el refugio de la traumática existencia que alberga un consultorio psicológico. Paredes que todo lo oyen, paredes de la pobreza educativa y la flexible ética. Clínica de Atención y Prevención Psicológica del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud, Unidad Santo Tomás del Instituto Politécnico Nacional, con su estudiante estrella a punto de estrellarse en atención psicológica a población infantil.

Profesora de voz aguda, mirada penetrante, imperante es su adjetivo. Revisión meticulosa, supervisión rigurosa, “¿Por qué no dejaste que el niño llorara? ¿Qué te mueve que el niño llore?”. La frase que apuntó a matar. Lágrimas y resistencias, un expediente por hacer y el mismo por siempre postergar. Desorganización, planes de sesión, la total falta de acción.

“Llevas cuatro sesiones sintiéndote cada vez peor, creo que lo mejor es que después de diez años trabajes con un nuevo terapeuta, llevamos mucho tiempo juntos y esto ya no está funcionando”, dijo Delia, la mujer licenciada en Psicología que puede escribir mi biografía.

Tiempo de las separaciones. Primero, uno de mis mejores amigos desde el año 2000, compañero de fiestas, descubrimientos y experiencias, el adiós un conflicto por el objeto de deseo, por ese resplandor fugaz que no le iba a permitir obtener. Traición, capricho o pretexto, no lo sé aún pero desde marzo no hemos vuelto a hablar. Adiós amigo, fue un placer.

Tiempo de las separaciones. Segundo, la conformidad vuelta relación que no soportó mi dramatismo. Agradecido estoy con su recuerdo y apoyo pero dejarnos fue lo mejor.

Tiempo de las separaciones. Tercero, mi psicoterapeuta. Nunca acabaré de agradecer todo lo que aportó a mi vida y las bases que dejó para que por fin pudiera ser feliz, Delia mi pieza clave. Difícil fue comprender que al final no era tan indispensable. De nueva cuenta, dejarnos fue lo mejor.

Pero entre el caos de repente, entre partículas doradas y luces de neón, entre sensaciones pop y cuerpos calientes pude ver una luz. ¿Qué es ese resplandor? Es la Luz de la Esperanza, Señora Galaxia. Era el amor de mi vida, el hombre con el que planeo casarme, aunque claro, entonces no lo sabía. Pero el amigo que nos presentó decidió irse y por alguna extraña razón yo no quise dejar al desconocido que tenía enfrente.

Arquitectura no efímera comenzó a construirse esa noche. Rabioso fue su beso como la canción que sonaba en ese momento, purísimo deseo brindó el escenario que curiosamente lleva el mismo nombre. Con ganas furtivas, sudor y saliva vimos amanecer.

Al irse por la mañana, tan sólo escribí lo siguiente:

“Nos besamos bailando en medio del lugar; la música ya iba llegando al último compás”.

Sí Tiko, ya sabes que es sumamente cursi y predecible citar a “El Baile y el Salón” pero ¿qué más da musicalizar los momentos si con ello se vuelven universales?

Ahí estábamos los dos, dos hombres con cerveza en mano y cigarros en el pantalón, con esos gestos que resultan de vidas que deberían ser satisfactorias y día a día no lo son. Los dos solos con la monotonía a cuestas, sé que al estar allí nuestros ojos se dispusieron a cazar.

Estaban los cuerpos perdiéndose el respeto entre neones y música de Shakira, meseros que transportan viajes de escape de la rutina en cajas de cartón, las gotitas de calor sobre la piel y nuestras ganas de ser de otro, de vernos envueltos de casualidad nocturna, esas  ganas licántropas de aventura y derroche.

El chico no era alguien espectacular. Era uno de esos adultos de aspecto cansado que resultan inverosímiles por su escasa edad. Recuerdo su peinado gracioso y la mirada poco amigable. Era de esos chicos que no llaman la atención a simple vista, un gay más dentro del gayinero.

Pero así son las cosas y esto del histrionismo entrena al histérico a desarrollar habilidades de investigación sobre la vida y obra de la persona seleccionada para poder descartar así la hipótesis acerca de la posibilidad de satisfacer mis pulsiones del ello en su cuerpo.

Quise conocerte. Te conocí y terminé conociendo un poco más de lo que en la vida quiero. No sé si volveré a verle, pero lo que sé es que eso… eso es lo que quiero.

Dice la sabiduría popular que “cuando te toca, te toca, y cuando no, aunque te pongas”, y en efecto, prueba somos de su certeza. Pero la vida trae dificultades, titanes tan grandes como uno quiera hacerlos. Me saludó de frente el monstruo que vive entre las sábanas. Fue el tiempo de pedir ayuda, psicoanalista de orientación lacaniana y escucha activa dos veces por semana. Agradecido estoy por su falta de tacto y sus palabras mortíferas, ayudó a ordenar mi caos, controlar mi destrucción, parar la coreografía del baile de máscaras, del traje del emperador pude darme cuenta al fin.

Ética para amar, ética para escuchar, ética para construir. Los nuevos poderes del Cristal de Plata y los planetas de las Sailor.

Amigas nuevas vinieron, nuevas profesoras y nuevos conflictos. Verónica, Maritza, Ivonne, Elizabeth y mi inseparable Hazel, compañeras de viaje en el último semestre de la licenciatura. Brenda, profesora a la que nada le queda claro y todo le parece extraño. Nuevos pacientes, nuevas historias, nuevas resistencias. La psicología es la ciencia del devenir de las causas y sus efectos en espiral.

El diván, el amor y la amistad, mis grandes aliados en 2012, ingredientes de la receta para ser feliz y para cuestionármelo todo.

Tiempo de cierres. Nueve semestres de licenciatura, la carrera que parecía no terminar ya por fin culminó. Me quedo con el aprendizaje, los buenos momentos y sus malas noticias. Me gradúo como psicólogo, el camino aún es largo pero con la certeza de que no estaré solo, allí estarán las personas que me marcaron en 2012.

Este año también leí el manga de Sailor Moon por fin. Me doy cuenta de que antes no estaba preparado para leerlo. Sailor Cosmos limita a Sailor Chibi Moon para decirle que deje a Eternal Sailor Moon enfrentarse a esa batalla, a la batalla final que es contra sí misma, contra su miedo al Caos. Todo renace en la Estrella Cero de Cordon, o el Caldero, no importa cómo se llame. La línea que separa al Río del Olvido y el Recuerdo es tan sólo la significancia misma, la percepción, apercepción, asimilación y acomodación.

Sailor Cosmos por fin puede ser libre de sí misma para poder ver cómo renace el mundo y ella con él. Lo siento Sailor Galaxia, la verdad es que este no fue tu año, aprendimos que no es necesario encerrar al Caos en tu cuerpo. La luz y la oscuridad se atraen mutuamente y en cada renacer persisten, no puedes ser tan sólo oscuridad. Ya lo dijo Saturn: “Es hermoso el sufrimiento antes de la destrucción... Con el fin siempre llega la esperanza y la resurrección. Soy la Sailor que trae la muerte y la destrucción para que exista el renacimiento”. Y hoy puedo contestar Galaxia a tu trascendental pregunta “¿Qué es ese resplandor?” Se llama esperanza y resurrección, es dejar de querer saber hacer y tan sólo hacer, se llama no querer ser Todo, se llama no buscar placer en la degradación, se llama ética, también respeto, se llama no castigar con la verdad y ser amoroso. Eso Galaxia, es luchar verdaderamente por el amor y la justicia.

Ya lo dijo Sailor Moon “Si eres una Sailor Scout como nosotras, debes de comprender nuestras palabras”. Sailor Galaxia seguirá existiendo, aquí, en mi vida cotidiana y en los ciento cuarenta caracteres, pero ya no con el Caos por dentro, porque por el momento descansa en plena paz.

Gracias 2012, uno de los mejores años de mi vida. Gracias Ignacio, Vero, Hazel, Maritza, Luis, Ivonne, Eli, Laura, mamá, papá, Natalia, Javier, Alejandra, Carlos, Toño, Rodrigo, Manuel, Adriana, Brenda, Angélica, Delia, Chucho, Alejandro, Isaac y sobre todo Bishop, por ser parte de estos 365 días.

Aquí te espero, 2013, nos vemos. 


miércoles, 1 de agosto de 2012

El despertar de la Destrucción y el Renacimiento



"Es hermoso el sufrimiento antes de la destrucción... Con el fin siempre llega la esperanza y la resurrección. Soy la Sailor que trae la muerte y la destrucción para que exista el renacimiento".

Sailor Saturn. (Bishoujo Senshi Sailor Moon, Manga Tomo 10)



Ahora lo comprendo todo, yo tenía que tocar que fondo.

Tenía que adentrarme en la destrucción,  vivir en ella, o más bien, sobrevivir con ella.

Cristal de Plata en las manos, en la boca y en las maneras, protegido siempre, inseguro casi siempre.

Nada le puede pasar al que todo controla, al que todo lo sabe, al que siempre trata de ser amable. Cristal de Plata cuyo poder se acrecienta cuando se acompaña de las amigas, las que te celebran la fortaleza.

Pero el arma ya me apuntaba, ya lo sabía yo y también lo sabían las amigas. No sólo era hermoso el sufrimiento antes de la destrucción, estaba lleno de placer efímero, artificial, superficial.

Así se disfrazan los monstruos que viven bajo la cama, sobre ella y al lado de ella. El arma seguía apuntando con las balas de salva gastadas. Sonido de gatillo fueron las palabras, ahora ya jugaba palillos chinos con la suerte, el destino y la Alabarda del Silencio.

No todo estaba perdido, yacía en algún lugar La Luz de la Esperanza.  Era ese resplandor, ese sueño premonitorio que avisa de los Enviados. Era esa calidez en el corazón. Ese resplandor ya tenía ojos, nombre y apellido, pero como toda Sailor Scout, tenia que despertar a su momento, a su ritmo, a la causalidad y a las coincidencias.

Sailor Saturn explica en el manga que su despertar se debió a tres factores: Su cuerpo robótico que vence a la muerte,  el papel de la ciencia y el saber de Tomoe y que la puerta al Otro Mundo fue abierta.

Yo también debía despertar, debo reconocer los factores siguientes: La fragilidad del niño que llegó a mi consulta y en quien me vi a la misma edad, las grietas de la apariencia, la ya poca efectividad de la Pluma Mágica y la presencia de ese resplandor.

Se despertó en mí ese deseo de la resurrección. Una a una, sesiones psicoanalíticas de desmontajes de discursos. Me adentré en las profundidades marinas y en el reflejo submarino, en él vi la vacuidad de mi vida, el descontrol del Caos, la estupidez de encerrarlo en el propio cuerpo, la fantasía de vivir como Sailor Galaxia.  

La resurrección siempre estuvo allí, una resurrección que callada, expectante, tan sólo miraba las aristas del caos, los detalles de las máscaras y sus invitados al baile con las coreografías de la perfección, de los altos estándares, los reflejos del Espejo Negro, el centro del odio y sufrimientos. 

El odio era que yo sabía y los demás no, que la psicología que estudio son unos lentes que nunca pueden quitarse y que a nadie se debe obligar a ponerse. Pero ya lo había hecho y los odiaba por que ellos no lo hacían, porque me daba cuenta, porque era psicoanalizado y los demás tan sólo eran encarnaciones de queja sin energía de activación para el cambio. La rumiación era el sufrimiento.

Pero ese resplandor se hacía más fuerte, tomaba todas las formas desconocidas del amor que yo creía conocer. En el sueño premonitorio me llamaba hacia él. Pero no había misiones, no me pedía que encontrara a nadie o que protegiese algo, tan sólo estaba allí, creciendo, se acercaba, sin embargo esta vez no era El Silencio, era el llamado a la vida, a la resurrección.

Por increíble que parezca nunca había pensado que lo contrario a la destrucción no es el renacimiento sino la construcción. A eso me incitaba la voz del hombre soñado, a construir, sólo eso, con él, sin sacrificios de vida, sin obligaciones de reciprocidad. Libre.

La Luz de la Esperanza es también una espada, es una espada que corta y separa en el antes y el después. Su presencia cortó de tajo con los artificios de más de veinte años, porque – como a él le gusta explicarlo – es la otra parte del andrógino ¿De qué sirve el recuerdo de los anteriores cuando se ha encontrado a aquella otra parte anhelada?

Sirve para agradecer que fueron el camino que me llevó aquella noche a conocerlo y volverlo a ver, sirve para mantener presente que sin sus baches nunca habría aprendido a no retorcer palabras de amor. Sus semillas estelares, de fugaz resplandor, me enseñaron a no construir edificios que no durarán.

Pero tras la aparición de Saturn en el manga se reconstruyen los edificios, Saturn permitió que despertaran nuevos poderes de la Princesa Serena. Con él me siento dispuesto a construir edificios que durarán, no más pequeñas edades de hielo en sentido estricto, que aunque fue la canción que nos unió, también permite un “No sé qué me das” de Fangoria.

No ha sido fácil, el proceso psicoanalítico lacaniano no ha sido un Cristal de Plata que me siga permitiendo creer que soy capaz de todo como fue la psicoterapia que tomé una década, ha ido más allá, me permitió darme cuenta de que no quiero ser una “hermosa y generosa” Reina Neherenia que para sobrevivir utiliza lo sueños de los demás para su propia perversión basada en apariencias, no yo no soy así, ya no soy así.

Últimamente para entenderme en lo profundo tengo que replantearme todo Sailor Moon. He tenido que entender por qué elegí a Sailor Galaxia y no a cualquier otra.

Sailor Saturn es la Sailor que trajo la muerte y la destrucción, y en mi vida, trajo estos dos conceptos al interior del consultorio para que me enfrentara a ellos en mi propia Guerra de las Sailors, esa que se desarrollaba en el espacio entre el psicoanalista y mis palabras.

Sailor Galaxia siempre fue fuerte y resiliente, lo es y tengo por seguro que lo será. He controlado al Caos, lo dejé libre para que regresara al lugar donde pertenece que es a todas y cada una de las personas que habitan este mundo. Tengo mi propio caos, mis propios síntomas y mi propio discurso.

Y sí, Sailor Saturn es la Sailor que trajo la muerte y la destrucción, pero lo trajo para que exista el renacimiento, por eso le agradezco que en la inconsciencia, esa Luz de la Esperanza, ese andrógino incompleto también me haya buscado, porque yo también lo buscaba a él “¿Qué es ese resplandor?” Ahora sé la respuesta querida Sailor Galaxia, es él, es el amor, el Enviado, ya no del Mal o del Bien, tan solo él.  

Ahora sé que el amor no es muerte y que para vivirlo no se tiene que entregar la vida entera en ello. Sé que ya no soy una “guerrera cobarde” como hace unos meses, ahora sé que el amor es compartir la vida, es construirla al lado de las personas que se aman, y que el amor, más allá del amor narcisista donde la reciprocidad es la apariencia más común, radica en saber y actuar con base en que no se da lo que no se tiene, porque el hacerlo es aparentar y de eso ya estoy cansado. También sé que el decir de lo que se carece es ponerle ética al amor. Me hacía falta.

Aún no sé qué tengo para dar, aún tengo que construir en lo personal muchas cosas, pero en eso estoy. Ya es miércoles, ya toca sesión a las dos de la tarde y la de él es a las cuatro ¿Qué tenemos? No lo sé, pero sé que ya estamos construyendo y que de lo poco que tengo él es parte. No sé si tengo mucho amor o poco, pero lo que tengo, es para él.

Te amo, es lo más sincero que puedo decirte, para mí haz hecho que vuelva a brillar por completo La Vía Láctea “por eso no me rendiré, jamás lo haré”.





viernes, 6 de julio de 2012

NUEVA TEMPORADA DE SAILOR MOON PARA 2013


COMUNICADO OFICIAL SOBRE LA NUEVA TEMPORADA DE SAILOR MOON: 

Debido a la crisis económica mundial, los ahorros de las Sailor Scouts escasearon cada vez más. Para Tuxedo Mask el mantener el voraz apetito de Serena Tsukino ha sido una de las más difíciles tareas a las que ha tenido que someterse en los últimos años. Las deudas con la tintorería se acumularon durante las cinco temporadas de la serie, alcanzando altos intereses que sigue pagando hasta la fecha, además vivió una fuerte demanda por parte de la señora que vendía flores en el mercado de Jamaica por falta de pago de las rosas que lanzó en las 4 temporadas donde se le vio.

Contra todo pronóstico, Ami Mizuno no se convirtió en una famosa profesional de la medicina, sino que terminó trabajando en un consultorio de Farmacias Similares cobrando 25 pesos la consulta. 

Por su parte, Lita Kino abrió una fonda de comida corrida que fue clausurada por la Secretaría de Salud debido a que se encontraron pelos de gato en la sopa de uno de los clientes. El agente del ministerio público también le recordó al chico que la rechazó... y por supuesto, también la rechazó.

Rei Hino, abrió su propio templo pero fue acusada de charlatanería y de vender productos milagro por lo que también fue clausurada. Tomó terapia para controlar su enojo y alcanzando la paz se convirtió en sacerdotiza de nuevo. Sacerdotiza del Pare de Sufrir.

Mina Ahino logró su sueño de ser una gran cantante... del metro, sin embargo el lidiar con la mafia del mundo subterráneo ha sido complejo, esto, aunado al ataque de pulgas que vivieron la familia conformada por Artemis, Luna y Diana, que ni con jabón del Perro Agradecido pudieron combatir. Todo esto sumió a Mina Ahino en la desesperación. Quiso buscar trabajo como enfermera, pero todo el mundo ya sabía de sus terribles cuidados.

Haruka Tenou nunca abandonó las carreras de autos, sólo que ahora lo hace desde su trailer por las carreteras con su camisa de cuadros. Dicen que de vez en cuando baja en las cantinas de paso y se pone a apostar con los otros camioneros. 

Michiru siguió tocando el violín... en algún parque de La Condesa. Vive de la caridad de sus amigos hipsters. Cuando quiere retornar a lo clásico, busca de nuevo a Haruka. 

Setsuna sigue aburrida en la Puerta del Tiempo, esperando que llegue diciembre de 2012. Ya se prepara para ver si pasa algo en el tiempo de acuerdo a la profecía de los mayas o si su contrato se renueva otros milenios más. 

Rini Tsukino hizo casting para ser una de las Chicas Superpoderosas, pero le dijeron que el papel de niña odiosa ya lo había ganado Princesa y era imposible que  formara parte. Se ha dedicado a engordar desde entonces y a enrolarse con Helios y Péruru cuando se aburre del otro. Momo ya le ha comprado varias pastillas de emergencia. 

Hotaru escribió un libro sobre la reencarnación, hablando de su propia experiencia en el ciclo de la vida, de como 1. Naces 2. Creces 3. Despiertas como Sailor Saturn 4. Mueres 5. Renaces 6. Creces 7. Despiertas como Sailor Saturn 8. Mueres 9. Se repite. No vendió ni uno solo. 

Las Sailor Star Lights regresaron a la música, se cambiaron el nombre de Three Lights, ahora se llaman Reik y venden muchos discos piratas en México.  

Sin embargo aún queda un caso terrible por contar: Serena Tsukino. 

Serena tuvo un brote psicótico muy grave. Los psiquiatras no creyeron ninguna de sus historias sobre el Milenio de Plata, Tokio de cristal o la Luna Nueva.  Lo que terminó de encerrarla en el manicomio fue cuando habló sobre los gatos que hablan. Su esquizofrenia la hizo perder todo el dinero que acumuló en las cinco temporadas, tuvo que empeñar el Cristal de Plata y el Cristal Dorado, vendió la Copa Lunar y hasta el mítico vestido de la princesa fue subastado en Mercado Libre para pagar los medicamentos. 

Se dedicó a comer, consiguiendo con ello la ruina de Darien Chiba. 

Las cosas no podían seguir así. Las Scouts vivían de las regalías que cada evento de anime y comics les dejaba. Si no hacían algo pronto, se verían en la misma miseria y olvido como Las Guerreras Mágicas. 

Afortunadamente, la ruina coincidió con los 20 años de Sailor Moon, lo que fue una oportunidad perfecta para reunirse y hablar de su futuro. Acordaron, regresar al gimnasio, desempolvar los tacones, peinar las pelucas de colores, ensayar las coreografías, aprenderse los diálogos y ¡montar un show travesti de varietés! No, digo, una ¡Nueva temporada de Sailor Moon para el verano de 2013!

Me complace decirles que yo siempre fui rica, guapa y poderosa, por lo que me dedico a tuitear todo el día sin hacer nada más. 

Televisora Vía Láctea le entró a los Talk Shows como fueron "Morgana en América", "Morgana de todos" y finalmente "Morgana" y "El show de Beryl" .

Hicimos Reality Shows como: "My New BFF" con Sailor Iron Mouse, "Parental Control" con Diamante y Zafiro y "16 & Pregnant" con Molly y Kelvin.

Produjimos "Happy Three Friends: Chanelas Edition", "Extreme Makeover Home Edition: Colegio Mugen",  "Pequeños Gigantes" con los Bon Bon Babies, conducido por La Señora Patiyanu.

Hicimos series como "Tomoe´s Anatomy", "Científicas desesperadas" con Las Cinco Brujas y "The Walking Dead" con todas las Malignas, Droidos, Naipes, Sombras, y extras de Sailor Moon

Pero lo mejor fueron nuestras telenovelas inolvidables como "Mirada de Muyers" con Ojo de Pez, "Mi abuela y yo" con Zirconia, "Las Dos Caras de Ana" con Sailor Tin Nyanko, "Amarte es mi pecado" con Ziocite y Malachite, "Sin Tetas No Hay Paraíso" con el Cuarteto Amazonas, "Cuando seas mío" con Reina Beryl, "Cuna de Lobos" con Sailor Lead Crow, "Mi gorda bella" con Sailor Aluminum Seiren, "Por ella soy... Eva" con Fiore, "Las Aparicio" con Las Hermanas de la Persecución", "Esmeralda" con Esmeralda (involvidable su actuación como ciega), "El Sexo Débil" con los 4 generales del Negaverso, la grandiosa "Yo Soy Neherenia... La Fea" y actualmente preparamos nuestra versión de "Infames" con las cuatro Reinas de Palacio: Reina Beryl, Reina Neherenia, Reina Metalia y por supuesto Sailor GaIaxia en el papel de Ana Galaxina. 

Como ven, estas son las razones por las que las Sailor Scouts sí regresan a la pantalla porque están muy necesitadas, apóyenlas. Sin embargo, como Televisora Vía Láctea absorbió a Televisa, ya pusimos a un muñeco del Doctor Tomoe a gobernar el país, así que seremos ricas y poderosas seis años más, así que quién sabe si aparezcamos en el regreso de Sailor Moon porque no forma parte de nuestros planes, sin embargo, les agradezco su interés y apoyo a través de todos estos años y todos estos tuits. 

Un beso, 

S. Galaxy :3

P.D. Televisora Vía Láctea se deslinda de haber producido Pretty Guardian Sailor Moon, el live action ese que tanto me reclaman. Insolentes.

domingo, 6 de mayo de 2012

Entre el Ser, Ser de Otros y Somos Lo Que Hay.

Hernández Gaytán Abraham




El cuerpo. Espacio del ser de otros. Tierra fértil donde se traza la cartografía de las rutas del poder, y al interior entre entrañas y vísceras yace pulsante el deseo,  obsesión que permea, condena y atormenta. El silencio, mar que traga y hunde en la sumisión, es sumisión que en si misma será pegamento de las piezas rotas de la estructura familiar.

Un hijo aquí, un hijo allá, padre fuera, madre e hija dentro, piezas del ajedrez público y privado, guerreros de la supervivencia caótica, síntoma propio y analizador particular de los tiempos actuales.

Amor y desamor de madre, la mujer se extiende del cuerpo y por medio de él alimenta, y en singular paradoja, la mujer es comida ella misma. Es cazadora reprimida la cocinera especialista.

Carne trémula y especias en los dientes, Sabina amasa la carne, niña-madre, loca erótica, loca por las mañanas y loca por las noches, en el gracioso andar de pureza en el vestido blanco se le cubre la lujuria, objeto de deseo del hermano incestuoso, el deseo de comerse es deseo de fundirse, naturaleza perversa de deseo caníbal. Lo placentero es lo sexual, lo es también la comida, el impulso sexual convertido en comida por medio del rito ha de ser.

Fatal premisa es que la familia ya no cuida, la escuela ya no educa, la comida ya no alcanza. El pegamento resistente se mantiene pues es mito fundante, la familia es de y para el rito. Ilusión de la ilusión, la familia deja de ser en apariencia institución de contención y apego, cumple con una única función y esta es preservar el rito.

La mujer sola es imaginada como la mujer carente, le falta algo, le falta el dador de la vida social, le falta el hombre (Lagarde, 1993).  El padre no es sólo padre, es líder, es guía y centro idealizado de las decisiones del rumbo familiar, el cazador legítimo.  A su muerte, la desolación subyace.

Padre y madre guiaron de manera peculiar, educando de forma alterna al orden social y cultural, reproduciendo en su día a día su propia estructura ermitaña llena de usos y costumbres. Es historia de tradición que los distingue y que es a su vez, lo único que poseen y que les da singularidad, es obra maestra, es ícono de supervivencia. Son lo que hay y lo que hay es el rito. Salir y cazar seres humanos, prepararlos en sincronía con el tiempo de los relojes, y al unísono comerse el cuerpo inerte elaborado por las manos femeninas.

Pero el tiempo mantiene característica inmóvil, el tiempo es sólo señal del momento futuro que castrante ha de llegar. Tiempo vuelto presión, es elemento simbólico de la necesidad de recordar el por qué de la necesidad creada e impuesta de permanecer juntos como familia. El amor familiar pierde su inmaculada significancia.

El rito presiona y castiga, el rito impone y dispone. Se cuela entre la ideología, se filtra de la idiosincrasia, llega a la familia como superestructura de la producción de alimentos, como reproducción de estructuras de la institución familiar. Aquí, discreto, el trabajo doméstico apuntala y sucumbe a la feminidad de Patricia la madre y Sabina la hija. Se construye la privacidad y domesticidad y articulando sus formas de coerción: dolor, temor, cautiverio, reclusión, exclusión, prohibición, premiación, vida-muerte (Lagarde, 1993).

Patricia cumple, Patricia enseña su cultura en base a qué es ser hombre, qué es ser mujer y las situaciones en las que se obedece. Pero la madre nunca puede ser buena, la madre es mala porque no puede cubrir real y simbólicamente los requerimientos maternos de los otros. Este incumplimiento es identificado simbólicamente con la maldad (Lagarde, 1993), Alfredo gritará: “¿Por qué me odias tanto? ¿Por qué siempre me haces a un lado?” Ella contestará “Yo no hice nada, ustedes nacieron así” En su respuesta está la negación, aparta de sí la maldad, se aleja la culpa, se distancia de la etiqueta, pero en la mente del espectador una cosa es clara, Patricia es mala pues si son caníbales y sufren todo es su culpa. El imaginario social, poseso del público cinéfilo, apunta y dispara.

Y sobre la maldad de Patricia la brujería, que le subyace en la elección de sus propios códigos ajenos a lo dominante en lo social, es la transgresión a lo prohibido. El saber prohibido le da poder, el pecho materno le da poder, su fortaleza también, pero destino de madresposa y loca ha de cumplir pues nunca ha de ser más que un hombre en casa “Yo tengo más derecho que él (Alfredo)” reclama Patricia, pero la voz es silenciada por Julián quien, “violento, engaña, y es trampa” pareciera que tiene más derecho que Patricia. La madre lucha por el reconocimiento y liderazgo “No vuelvas a decir que no he hecho nada por mi familia”, compite contra Alfredo y Julián, compite contra los estándares puestos por el difunto esposo, el rol genérico, el rol del rito, compite contra su deseo sexual, compite con las putas y compite contra Sabina, la hija que es competidora desleal, espejo de la propia mutilación (Lagarde, 1993). Loca de la punta a los pies, loca de lo simbólico a lo material, de lo genérico a lo biológico, la locura trasciende el canibalismo, Es lo que hay y lo que hay es locura, el hecho de ser mujer.

Sabina, lactada simbólicamente como carente por condición genérica es puesta a disposición de la búsqueda de lo que le falta (Lagarde, 1993). Identidad femenina fracturada resulta sin renuncia al goce, Sabina escapa callada a la opresión de ser niña-madre. “¿y tú cómo los conoces (a los del centro comercial)?” pregunta Alfredo, “Tú te la pasas detrás de la cortina, que no se te olvide con quien estás hablando” Lo anterior muestra las escapadas al mundo público fuera del cautiverio doméstico del que es presa.

En el cautiverio es aprendiz de la madre y madre de sus hermanos, los cuida, los cura y prepara sus alimentos. Como larva de madresposa Sabina mueve las redes de la jerarquía familiar instituyente “Yo no puedo ser el líder, pero si quieres te puedo ayudar”, es la renuncia para que no se sepa que ha cometido faltas a la maternidad (vista como rival y filial) y al poder. Ser lideresa atenta contra el eje normativo sexual, la institución familiar y la moral, a pesar del deseo pulsante, asegura la condición patriarcal de Alfredo y sublima al ser quien “lo ayude”. Sabina Es lo que hay, y lo que hay es cautiverio doméstico, cautiverio erótico, materno y clínico.

Alfredo se debate entre los límites de ser líder, la autenticidad, la legitimidad, el simbolismo fálico y la exigencia de ser un hombre de verdad y no fallar en el intento. El poder le es otorgado desde las enseñanzas del padre en apego distante e identificación en la madre. Pero la mala-madre le rechaza, desdén que surge en la competencia de la que no desea ser partícipe. Presenta resistencia ante la práctica caníbal, ante la comida de sus madres, éstas, heridas por su extensión narcisista, bloquean toda posibilidad instituyente, pues ellas por condición genérica descubren la amenaza que implica la supresión del rito, el rito las constituye en su rol doméstico, en la base de su feminidad, sin rito ellas dejarían de existir.

Orientación sexual difuminada subyace ante la práctica sexual homosexual, Alfredo “está vivo” y al caer en cuenta satisface a la pulsión, come carne de Gustavo, Gustavo es catexia en sí mismo, lo come a él porque se alimenta las necesidades del ello negadas, se rebela ante el rol de líder pero la culpa no se hace esperar. Su comida debe ser compartida con aquellos que lo alimentan en casa, Gustavo es objeto de deseo por doble partida: sexual y comida del rito. Pero hay comida que es venenosa y es la carne del homosexual y de las putas. Alfredo es lo que hay y lo que hay es confusión del rol.

Yo no me voy a comer a un maricón” sentencia Julián, “ahora si se te va a hacer comerte a una puta como lo hacía papá” dice Sabina a Julián. La carne de puta es contracatexia; la madre las odia y es placer prohibido, placer del padre y es perdición, placer de Julián y es machismo. La puta es para el otro en toda la extensión, es placer y es comida “si quieren viólenme”, Julián sucumbe y la madre despedaza. Julián es lo que hay y lo que hay es necesidad del falo.

La puta es amenaza, es el punto que permite que la familia se desintegre “Esas cerdas lo mataron”, “querían cogerse a mis hijos, esto es lo que les va a pasar si se vuelven a acercar a mi familia” sentencia Patricia. La puta es la otra, amenaza tortuosa de madresposa, por eso Patricia debe acabar con ellas.

Pero la madresposa es empática con la puta cuando ésta oferta su cuerpo en pro de la manutención de los hijos. Patricia se relaciona sexualmente con el taxista y lo lleva a casa, anula reactivamente asesinándolo y preparándolo para el rito. Ahora, purificado el taxista y purificada como madre lasciva, es capaz de otorgar alimento a sus hijos “Tenemos que comernos a este hombre, sólo así podemos detenerlo (a las calamidades acaecidas)”. La puta es lo que hay y lo que hay es cuerpo en satisfacción del otro.

La madre parte con su dolor y abandona a los hijos, acto de condena idiosincrática que ha de pagar frente a las putas, tropa de mujeres que sabedoras de su papel relegado frente a la madresposa, dan al espectador la lección de que la mala-madre debe ser castigada.

Estas vivo” simbolismo de la autonomía en Somos Lo Que Hay. El cuerpo es tierra fértil y más fértil es considerado el de la mujer “Alguien tiene que sobrevivir, es por el rito”. Alfredo-vivo prueba los sabores del ello en boca de Gustavo, es turno de Sabina la fértil, la que es sobreviviente por condición genérica, la que ha de criar y transmitir sus costumbres y tradiciones a sus hijos. Por eso es atacada por Alfredo, quien en su acto caníbal cimienta las bases victimizantes en su hermana para que ella sea compadecida y pueda sobrevivir.

La institución narcisa no ha de dejar morir su obra, “está viva” y Sabina es quien debe perpetuar el rito, no pueden hacerlo ni Julián ni Alfredo porque padres hay muchos, pero madres, y madre como Sabina lo fue, es y será, sólo hay una.


Son lo que hay y lo que hay es institución.





Análisis de la película de Jorge Michel Grau "Somos Lo Que Hay" para la asignatura Psicología y Género en la Licenciatura en Psicología del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud Unidad Santo Tomás, escrito por Abraham Hernández Gaytán, con aportaciones de Rodrigo del Ángel (IPN-CICS), Hazel Quinto (IPN-CICS) y Arlet Díaz de León (UNAM-MX).

miércoles, 28 de marzo de 2012

¡Guerrera Cobarde!

Mar revuelto de olas gigantes, brasas que abrazan, muros que se caen, tierra lodosa en pies descalzos, obstáculos mil, carreras que no se empiezan, barreras de existencia, palabras de doble sentido, actos de única interpretación… Somos lo que hay y lo que hay no se ve, sólo lo imaginé o quizás no, quizás me confundí. Es traslúcido, es tácito y a la vez explícito, es exquisito, la verdad es que el malestar es maldito.

Entre la autodestrucción, autómatas mis pies avanzan. El autor sobrevive por instinto, y a veces, cuando amanece distinto, cree encontrarle el gusto. Sal, granitos que condimentan la comida y elevan la presión. Placeres que matan. Es estar por estar en los restos de la vida que se quiso vivir y que al final, sabiendo el derroche de la vida futura, se rechaza.

En la obnubilación, en el estupor, en el destello de las imágenes oníricas, allí estaba el origen.

Siete años tenía cuando vi Sailor Moon por primera vez. Lo recuerdo perfectamente…

Sábado del 97, mañana nublada y terrible. La Maligna proveniente del reino del Negaverso ataca a la guerrera de cabellos dorados frente a mis ojos. Mi madre aún duerme, tan sólo me acompaña la televisión, una cobija café, sábanas azules y rollos de papel higiénico pues me encuentro resfriado desde la noche anterior. No sé dónde está mi padre, transcurre el periodo de años en los que no sé bien por qué vive en mi casa.

Seguí mirando la caja idiota, tratando de comprender la trama inverosímil de las luchas en tacones y los cabellos de colores de las guerreras. Sentí agitarse mi respiración, mi ingenuidad quedó boquiabierta, observé sin parpadeos, paralizado sin perder detalle me envolví entre los colores de las transformaciones y los ataques. Listones que salieron del pecho de Sailor Moon y que me amarraron de una vez y para siempre. Puedo recordarlo todo, mi vida estaba cambiando aunque entonces no lo sabía, no imaginaba que en ese momento el rumbo que habría de tener mi vida actual comenzaba.

Por eso es que escribo, porque sigo atado.

Esa mañana escuché que era posible luchar por el amor y la justicia, y a decir verdad, fue la primera vez que pude alcanzar a comprender, aunque fuese poquito, lo que era el amor.

Pensamiento operacional concreto. Supe que el amor es un sentimiento de dos personas y no más: Un Darien y una Serena; y que una vez que lo encuentras, nunca debes dejarlo ir. Un amor tiene que ser milenario, eterno, lleno de dramas, pues estará repleto de entes malvados que querrán quedarse con tu pareja y por eso debes de protegerlo, rescatarlo y enseñarle quién manda. El que ama, deberá sacrificarse. El amor se consuma, trae hijos, frutos del amor y las cosas bien hechas, que han de seguir el legado, el destino, la misión. El matrimonio es la meta, destino que podrás postergar hasta el siglo XXX pero que algún día tendrás que realizar.

Supe que a las amigas se les cuida, se les respeta, se les acompaña y siempre, siempre, estarán a tu lado. El amor es belleza y es un sueño hermoso, el amor lo puede todo, quien vive sin amor es presa de pensamientos malignos.

Ahora sé que se me dibujó la vida esa mañana del 97, que colores epilépticos siguieron en mi mente durante años y "un caleidoscopio es mi corazón" en la actualidad. Lejos de crecer con arquetipos de Princesas Disney, yo crecí con Serena Tsukino y su atormentado amor por Darien.

Pensamiento operacional formal. Desafortunado es que en la realidad no tenga un poderoso cristal de plata y mi apariencia en mini falda no sea tan buena como la de ellas.

Insisto en que lo verdaderamente malo es que a veces sí que pienso en que me hace falta un Cristal de Plata, un artefacto que me purifique la razón, que me limpie la conciencia, pero sobre todo, que me sostenga la inconsciencia, desaloje la inconstancia y estas dudas de no saber qué hacer con tanta ambivalencia.

¿Ambivalencia? ¿Alguien dijo "ambivalencia"? Sí, tú, o sea yo, ambos, sí, nosotros, es decir, lo egodistónico y lo egosintónico de la conciencia de enfermedad. Son los gatos que me hablan en la mente, la pequeña Luna que me indica que actúo lo incorrecto, que las cosas que hago no forman parte de la misión, que con cada acto me equivoco cada vez más lo que es luchar por el amor y la justicia.

Distorsiones de realidad. Mala guerrera, guerrera cobarde, guerrera insolente, Sailor Tin Nyanko de dos trajes. Cisne blanco, amado Cisne Negro.

¿Ambivalencia? Sí, claro, porque señoras y señores, esto es el show del Caos, es la historia de mi vida. Show de varietés es ser una Sailor Galaxia de tiempo completo, es tener el caos en los lóbulos prefrontales, en los ojos, en los labios, en las manos, en el deseo del otro, en la imaginación perversa, en las ganas de crecer, en la envidia inaceptable, en la agresión punzante, en la confusión notable, en la vida amenazante, en la paz fundante, en la razón delirante.

Es ser buena, es querer ser aún más buena. Es ser mala, es querer ser aún más mala. "Mala ¡Pero qué bonita chingao!" Nada es suficiente, mucho menos ser nada. Es querer ser legendaria, es vivir apartada, es ser reconocida y desear provocar a la gente desconocida. Nada suficiente, nada es eficiente.

Es la perfección mi búsqueda de semillas, de guerreros planetarios, interesantes guardianes, pequeños Darien para llevar y otros para ir comiendo. Es la perfección la verdadera pesadilla.

Todo tiende al Caos y para controlarlo se le debe encerrar en uno mismo, así funciona Sailor Galaxia y así estoy funcionando yo: generando caos cuando se pretende generar bondad.

Tender al caos hasta que se llegue el equilibrio, pero el equilibrio, meta sobrevalorada, es la muerte misma del sistema.

Legendaria es la Guerra de las Sailor, legendarios son mis diez años de psicoterapia, veintiún años de querer ser la persona más fuerte, la más poderosa, la más inigualable, inalcanzable, temible, admirable, amable, respetable, y ser la más influenciable, utilizable, irritante, demandante, desquiciante, inteligente, depresiva, implosiva, pasiva, activa, directiva y jamás constante.

Nada es suficiente porque "a veces los sueños se pueden volver pesadillas y lo que menos quiere un niño es convertirse en adulto" ¿Lo que menos quiere? ¿O lo que menos quiero yo? "A veces la psicología se puede volver pesadilla y lo que menos quiero es convertirme en adulto".

Me encuentro en mi recta final, un semestre y termino la licenciatura en Psicología. Pero no siento alegría. El mundo se me está desmoronando. No sé qué hacer después, no sé qué hacer con mi vida.

¡Qué vergüenza si el gran Ojo de Pez se asomara a mi Espejo de los Sueños y encontrara un archivo en blanco!

No sé si se me acabó el sueño, si se fue el encanto, si se me ha escapado el Pegaso o si tan sólo se empañó mi espejo. Me apena decirlo, me apena escribirlo, y odiaría tuitearlo, pero "Por favor Pegaso, protege mis sueños" porque siento que yo ya no puedo cuidarlos.

Me siento sin ánimos, sin deseos de luchar, sin princesas del planeta de fuego por rescatar, sólo siento como Sailor Uranus: "No tenemos alas para volar por los hermosos cielos, sólo nos quedan estas manos manchadas de sangre".

Manos manchadas de sangre porque la culpa me carcome, porque el amor que practico no es el de Serena y Darien, porque se me truenan los esquemas, se borran los dibujos, se me ensucian las hojas donde se ilustra la vida, se me confunden los colores, donde ya no distingos formas, donde todo se borra y deja marca, donde nada se borra y me marca.

Manos manchadas de sangre y otros fluidos, manos traidoras y de actividad asesina, autolesiva, suicidas, arriesgadas, manos de Sailor Guerrera hasta el infinito, de tiempos muertos, de maremotos de neptunos y temblores de tierra, de cortes de espada y reflejos que asquean.

Ante el espejo soy como Neherenia pues observo lo feo, lo terrible, lo desastroso, y noto el paso del tiempo y las arrugas de las penas, las marcas de las tristezas, el sobrepeso de las depresiones, las ojeras de indecisión, los labios partidos de mal uso, los ojos hinchados de ansiedad, la mirada de tristeza, observo a esa Zirconia que suelo ser cuando más me odio y me odio cuando miento.

Pero nada que un buen vestido no pueda arreglar. Neherenia fuerte, Neherenia de hierro, Neherenia de porte y elegancia. Descubro que me importa más mi apariencia en día de práctica clínica que mi trabajo de consultorio. Vivo de imagen y reconocimiento, muero de autoestima y encierro personal, de gatas Lunas que me dicen que lo que hago está mal, de Zircónes que me observan a todos lados y que son los ojos de él, del supuesto Darien con el que debería sentirme Serena, y los ojos del otro, del Seiya al que debería rechazar como hace Serena.

Pero no soy Serena Tsukino, o tal vez sí, porque también llego de la escuela, siempre como dulces, me da un poco de sueño y me duermo sin importarme lo demás, y es que no puedo vivir solo, no puedo.

Y también recuerdo a Darien al ver esa rosa roja. Recuerdos, visiones, rosas, fotos, cuadros, conversaciones, mensajes, fantasmas aterradores que me persiguen y no me dejan en paz. El Negaverso está en la Tierra, en la calle, en la casa, en la escuela, en el metro, en los lugares oscuros. El Negaverso es el infierno, el infierno es uno mismo. La mente, la prisión, es saber que la luz de la esperanza ha escapado de mí porque no confía en mí mismo.

Cuando se tiene al Caos dentro y consumiéndote por completo, la tarea 24/7 es luchar con espada afilada, tener siempre deseos de pelear porque no se quiere escuchar que los demás si aman y están conformes con su mundo. Yo no lo estoy ni Sailor Galaxia tampoco.

Lo sabemos porque somos tan parecidos, los demás - aunque sean más felices que nosotros, que yo - siguen siendo "guerreros cobardes que no tienen deseos de pelear", pero son ellos los que no se dan por vencidos. Son ellos, los que sí tienen sueños hermosos, los que "tenía que cuidar" porque "yo era el que protege a las personas, era Eternal" y al final resultó que pueden defenderse solos.

No quiero pasar mi vida pensando en soluciones a los problemas de los demás y recibir las gracias.

Pero mientras miras la vida pasar te quedas con el Caos, te quedas con él porque nadie te pidió que lo encerraras, porque así lo elegiste Sailor Galaxia, así lo elegí yo.

Por eso quiero un Cristal de Plata que me purifique de nuevo, una mano de Sailor Moon de la cual asirme y poder ver una luz de la esperanza porque ya no la tengo, porque después de diez años tengo que cambiar de psicoterapeuta.

Luchar por el amor y la justicia no puede hacerse como se hace en un anime. Me cuesta trabajo entender que no tengo que salvar a todos y que - como me dijo mi mejor amiga alguna vez - creo que tengo el poder de cambiar a las personas, pero no es así.

Ser Psicólogo Clínico era mi forma de ser Sailor Moon y mi Cristal de Plata era un libro de cómo intervenir con los pacientes.

¿Pero cómo ser Sailor Moon cuando no se puede dejar de ser Galaxia?

¿Cuándo fue que El Gran Sabio me alteró las cogniciones? Ahora sólo veo caos, desamor, insatisfacción, celos, malignas. Escucho risas de Esmeralda que se ríen de mi, de mi desgracia, de mi no saber amar, cómo si a ella el ser dragón le haya dado la oportunidad de reírse de los que nada podemos.

La Mujer Caracol sufrirá un accidente en su camioneta, yo ya los tengo, se llaman lapsus, como ese cuando hace dos días me quemé de tal forma con la plancha que me dejé una cicatriz en el brazo. Lanzallamas de la Mujer Caracol. La camioneta son mis formas de perder el tiempo, la falta de frenos es la falta de límites. La Mujer Caracol muere en un accidente en su camioneta.

Creo haber encontrado un Talismán en él, un talismán porque él tiene un Corazón Puro, pero no lo quiero. Arrójate Sailor Moon, toma la Copa Lunar porque esta Eudial toma su lanzallamas y se aleja caminando, deja de lado la camioneta.

Y Mimet se come las uñas y se arranca los cabellos, muere de sorpresa y se deshace de incredulidad. Las 5 brujas se rompen, una de ellas no vuela, una de ellas es científica. Una de ellas es útil, una de ellas sabe lo que quiere y lo que busca. Es mi Eudial ideal, es mi fantasía de curación.

No quiero una vida de rectitud y visitas a familiares, ocasiones que me obliguen a aparentar que soy una persona decente y de buenos sentimientos que sabe valorar a los demás, alguien lleno de templanza que cree firmemente que también tiene un corazón puro. Me niego a vivir una vida creyendo que soy como Haruka y Michiru, me niego a pensar que en el otro tengo que complementarme como guerrero. Odio la idea de pensar que por estar con una persona debo sentirme con el apoyo suficiente de poder enfrentarme al mundo de forma eficiente.

No quiero estar con alguien que me exija ser fuerte, ni con alguien que me comprenda todo el tiempo. No quiero una pareja perfecta robótica que nunca se molesta, no quiero sentir que se me exige la reciprocidad cuando no la siento, no quiero a alguien cuya homeostasis me obligue a ser equilibrado, de esos que "no es que te diga que hagas esto, pero yo pienso que tú como psicólogo deberías…".

Y es que Serena nunca perdió la espontaneidad, lucho con alas todo el tiempo, con alas y espada, tuvo una misión y supo ser fuerte cuando tuvo que serlo para poder dormir cuando sintiera sueño y comer dulces cuando quisiera hacerlo, a escondidas de la gata que habla y dicta, sabiéndola convencer a veces cuando castrante la descubrió. Serena nunca muere, Serena sabe sobrevivir y no por instinto, sino por gusto, porque Serena ama, ríe y aunque suele ser torpe e inexperta, sigue estudiando, porque con todo y defectos la gente cree en ella, porque con todo y defectos la gente sabe que en ella se puede encontrar respuesta.

Es por esto que quiero a alguien a quien si le digo que "me voy a morir un día de estos" sepa de cierto que no es así por el simple hecho de que no soy una maldita extensión de su ex pareja que ya no está en este mundo. Yo no soy él. Nunca voy a serlo, no quiero serlo ¿Difícil es entenderlo? ¿Difícil es creer en mi fortaleza? ¿Tan débil parezco que se atreve a pensar que por estar en un momento complicado en mi vida he de morirme a pesar de haber demostrado que soy como la maldita legendaria Sailor Scout, la gran Sailor Galaxia? Soy la resiliencia misma.

Nunca he dicho que soy rápido, nunca he dicho que no necesito ayuda. La necesito y mis resistencias me hacen andar lento, porque las resistencias también protegen de la infancia que asusta y de recordar el episodio que no quiero recordar y que no escribiré aquí.

Quizá me estoy aferrando a ser Black Lady, a mantener la vida erótica sintomática de Edipo confuso y distorsiones cognitivas que tanto poder me hace sentir a veces. Ser Black Lady, la versión admirable y excitante de una niña asustada y sin amigos. Por eso te odio Rini Tsukino, me recuerdas a mí.

El Gran Sabio le dio a Rini un sentido de vida distinto, irrumpió su cerebro de ocho años y la convirtió en mujer de fatal poder, mujer de imagen, de talla, todo lo que su madre no se atrevería a hacer.

Sailor Chibi Moon es la extensión narcisista de Sailor Moon, Black Lady convierte a La Reina Serena en humana y le demuestra que no es perfecta como madre. Black Lady es rebelión pura, es todo lo erótica que Serena nunca será.

Lo malo es que El Gran Sabio fue malvado con ella, todo lo poderoso de su cuerpo e incluso las distorsiones corporales que tuvo, estaban basados en la idea de que lo ocurrido era su culpa. El Gran Sabio la hizo sentir así, el Gran Sabio la hizo así.

En sí, tanto poder e histrionismo de Black Lady no le eran propios, eran sintomáticos. Creer que ella se encontraba cómoda con ese cuerpo y sexualidad es una falacia.

Ella regresa a la normalidad, a ser Rini Tsukino porque el amor y apoyo de sus seres queridos se hace presente. Pero conmigo no es tan fácil. No soy Rini, no puedo serlo.

Rini supo lo que era la seducción adulta y el ser tratada como tal. Al romperse el hechizo del Gran Sabio Rini olvida lo ocurrido, pero ya hablaba Freud de las huellas mnémicas.

Aunque pase el tiempo y nadie más hable de ello, Rini está marcada desde la seducción adulta también. Por eso cuando conoce al Pegaso ella se enamora de él, porque es una versión alada de su padre, tiene la misma expresión, misma pasividad, mismo sacrificio, mismo juego erótico.

Lo desea y se enamora, en verdad quiere estar con él, pero La Pequeña Dama es ya La Pequeña Histérica. Y pasa de Helios, pasa de Péruru y pasará de todo aquél buen hombre que le ofrezca amor, porque aún no soluciona su experiencia con el Gran Sabio, porque no ha derribado a su madre perfecta y a su padre inerte. Encontrará equilibrio en Hotaru, la Sailor de la Destrucción y el Renacimiento, en su cuerpo y mente enferma, porque es así como conoció la sexualidad, desde la enfermedad, desde lo prohibido, desde lo retorcido. Y la mantendrá oculta, y la defenderá al ser descubierta, y luchará por ella porque siempre piensa que debe protegerla porque nada está dicho con Sailor Saturn.

Pero Saturn frustra porque siempre deja con ganas de saber más de su vida oculta y verla en acción. Así es la gente de la que me enamoro, grandes potenciales a veces todos imaginarios. Capaces de destruir, destruirme y hacer renacer, son campos de energía desgastada, tumbas de silencio, malditos enviados del mal.

Si aun no comprendo qué es eso de luchar por el amor y la justicia 14 años después no ha sido por falta de análisis, ha sido porque es difícil decirle que no al Caos, a la Destrucción y al Renacimiento. El primero hace que despierten la segunda y el tercero.

No sé cómo terminar este texto, no cómo terminar yo, quizá es de nuevo el momento de evitar un Grito Mortal o quizá por fin soltarlo, que retumbe y despierte todo lo dormido en mí, el potencial, despertar a una nueva Sailor Saturn que sea de Renacimiento y no de Destrucción. Redefinir el ser guerrera, desmitificar a Serena y Darien, soltar la culpa de Serena por Seiya y prescindir del Cristal de Plata, inventar uno nuevo, crear mi propia Copa Lunar y aprender a luchar al lado y no en contra de Sailor Saturn.

«¿Cómo pretendes ganarme si no tienes deseos de pelear? Además eres una guerrera cobarde y tus amigas han desaparecido de este mundo»

«Ellas no han desaparecido, las Sailor Star Light me lo dijeron. Si en determinado caso ellas me abandonan es porque me he dado por vencida. Por eso no me rendiré ¡JAMÁS LO HARÉ!»

Al final, tú eres la Luz de la Esperanza, Sailor Galaxia y tú el Enviado del Bien, Sailor Moon. Sólo, necesitamos darnos de nuevo la mano.